Prefacio

Estás en el espacio technicolor donde el tiempo transcurre de una manera poco convencional...
Antes de entrar al justo medio entre la razón y el sentimiento...no intentes comprenderlo...sólo sentirlo...aún a pesar de kantian@s, existencialistas y radicales..Encontrarás diferentes personajes que deambulan por estos espacios..

Ni todos son reales ni todos son ficticios..son simplemente acompañantes del camino..

jueves, 20 de agosto de 2009

los centavos viejos..

Llovía mucho, casi hasta el punto de dejar de contar las gotas que caen por que eran millones. Me parecían de esas inundaciones veraniegas que "refrescan" la ciudad en los momentos menos esperados. Para ser sincero, siempre he creído que esas aguas sólo provocan una peste peor a la que ya se siente y aumentan la lentitud del tráfico. Todo provocado, en gran medida,por la pendejez compartida de choferes y peatones.

Mi destino intermedio era una estación del metro en la parte sur, muy cerca de una glorieta gótica, pero el agua había subido tanto su nivel que comenzaba a meterse al camión en el que viajaba.

No tuve ganas de mojar el pantalón de mi traje con "eso" que flotaba entre el piso del inmundo medio de transporte y mi destino intermedio, así que decidí aventurarme un poco más. Por lo menos hasta que encontrara algun espacio seco visible y cercano. Saqué mi libro, me acomodé lo más plácidamente que pude y comencé a leer la novela en turno. De pronto, comenzaron a dolerme las manos y las piernas, tenía entumidos los codos y sentí un sabor a centavo viejo.
Esa amarga sensación no sólo recorría mi boca, sino que parecía emanar de mis ojos también.


Nunca entendí qué pasó..Desperté en este pequeño cuarto, sin puertas o ventanas. No sé cuánto tiempo he estado aquí...No sé si hay luz o si está oscuro, no percibo olores y mi lengua no me da alguna sensación gustativa cuando la froto en alguna de las paredes que me rodean...Intento hablar, escucho mi voz, pero no comprendo lo que estoy diciendo..

Tengo ese insoportable sabor a centavo y un dolor de cabeza que me impide concentrarme. Comienzo a sentir agua...Me cae de todas partes, escucho el sonido de la lluvia pero no veo de dónde viene o hacia dónde va..Comienzo a sentir, puedo estirarme...Y de pronto lo comprendo todo. Yo soy "eso" que flotaba, "eso" con lo que no quise mojar mi pantalón...De nuevo ya no siento nada...Sólo formo parte de la peste citadina..

1 comentario:

Esponjita dijo...

Santo!...
(al final me dio miedito)

Pos ya vine. Perdón la tardanza. Me gustó mucho, aunque le digo: me dejó un sabor rarito en la boca... no, no, no a centavo,

Saludines y nos seguimos leyendo:

la esponja