Prefacio

Estás en el espacio technicolor donde el tiempo transcurre de una manera poco convencional...
Antes de entrar al justo medio entre la razón y el sentimiento...no intentes comprenderlo...sólo sentirlo...aún a pesar de kantian@s, existencialistas y radicales..Encontrarás diferentes personajes que deambulan por estos espacios..

Ni todos son reales ni todos son ficticios..son simplemente acompañantes del camino..

miércoles, 28 de enero de 2009

La Casa de Mauricio

Todo comenzó con un lienzo en blanco, como casi todas las historias..

"Era la época en que no había clases medias, o pertenecías a la realeza y no trabajabas o cubrías totalmente tu cabello y limpiabas desde el amanecer hasta que el último integrante de la familia decidía que era tiempo para dormir.
Yo la conocí mientras limpiábamos juntas la casa de unos holandeses acomodados que sucumbían a las peticiones de un mecenas perverso y hedonista. Ella era tímida, casi nunca hablaba y sus grandes ojos color azul caribeño transmitían más miedo que encanto.
Quizás por eso todos los hombres que vivían en La Haya volteaban a verla, creo que era el síndrome de "plebeya en desgracia" y la querían salvar de su propio destino.
Mientras yo pelaba patatas todo el día y fregaba los trastos de los hijos malcriados de los patrones, ella desaparecía horas en el ático. Decía que estaba limpiando el estudio, ese rincón donde nuestro patrón dedicaba días y noches enteras a hacer unos garabatos que al principio no tenían forma y al cual teníamos prohibida la entrada.
Nunca comprobé si realmente tuvo amoríos con el mecenas y el patrón, pero los chismes eran la manera cotidiana de destruir su reputación..ella, la que nunca hablaba y no se defendía..sólo su mirada se volvía cada vez más transparente..como si al verte pudiera traspasar tu espíritu y dejarte en blanco..
Yo le tenía un poco de envidia, pues era el centro de atención. Los carniceros, panaderos y hasta de aquellos que vendían pescado anhelaban tan sólo una mirada suya. Traté mucho tiempo de hacerme su amiga, pero ella tenía demasiados secretos y pocas ganas de contarlos, así que decidí observarla a la distancia, mientras la patrona montaba en cólera por ver las atenciones que tenían con ella los miembros de la familia. Yo ayudé a que ella se fuera de la casa, escondiendo los aretes de la patrona entre los ropajes limpios junto a la cama que estaba cercana a la mía y no la miré cuando salió por la puerta.
Poco tiempo después enfermé de peste, cerré mis ojos y no supe nada más de ella, nunca pude pedirle perdón y muero sabiendo que ella sólo prestó su rostro para que el maestro se inspirara. Fue la perdición de nuestra casa y de todos aquellos que la conocimos. Su tristeza invadió nuestro espacio y nuestra soberbia nos mató."

Encontré este texto entre las piedras de un muro muy cerca de "La Casa de Mauricio", en mi primer viaje a la Haya. No hablo holandés, así que esto que he transcrito fue parte de la traducción de mi acompañante y de lo que los recuerdos me permiten compartir. Decidí entrar a la Galería Real de pinturas con los pocos euros que me quedaban, pues estaba a punto de regresar a la estación del tren para dirigirme a Amsterdam.
Busqué entre los cuadros de la colección real alguno que tuviera el retrato de una joven sirvienta, algo que me indicara a qué obra se refería el texto que hacía pocos minutos había leído. Era una joya lo que tenía entre mis dedos, pues sé que en esa época (casi como ahora) las personas que se dedican al trabajo doméstico no sabían leer o escribir. Pienso que fue la desesperación de encontrar el perdón la que motivó a la que suscribe la nota a escribir con su último aliento una manera de pedir perdón a algo que ya no podía solucionarse.
Ya estaba cansada de recorrer la Galería Real, estaba a punto de salirme cuando de pronto encontré un cómodo sofá blanco, estaba solo. Decidí sentarme un rato en lo que recobraba el aliento para tomar el tren a mi siguiente destino, cuando mi mirada se sintió atraída hacia la pared que estaba de mi lado derecho.
No hubo más que un enamoramiento profundo y sincero hacia ese cuadro. Me sentí intimidada con una mirada prístina que intentaba conocer mis pensamientos, pero no revelaba nada sobre los suyos. Esos ojos azules que parecían de conejito asustado y aún así traspasaban mi ser, tal como lo había descrito la nota, me llenaron de angustia y adrenalina. Ya no me importó la técnica barroca, o la mezcla de lapizlázuli con tierra y bloquelado. Sentí que sólo estábamos en la sala ella y yo. Casi la escuché pedirme ayuda, pues sabía que haber posado para el pintor la condenaría por siempre. Conocí el sentimiento de envidia que debieron haber tenido aquellos que la rodearon, pues con esa mirada me di cuenta que no había nada más importante en ese momento.
No podía dejar de observarle e intentar sentirla mientras posaba. No obtuve nada. Sólo la sensación de haber sido analizada minuciosamente, creo que hasta el fondo de mi alma. Como nadie, una imagen estática, llegó al principio de mis pensamientos, pero paradójicamente fue demasiado dinámica, pues no le he podido olvidar desde entonces...


Será que las obras artísticas (foto, arias, pinturas, esculturas, grafittis...) se van llenando poco a poco de los sueños y secretos de la gente que los observa y le transmiten al siguiente observador un ápice de vidas ajenas, para que él o ella descubran en su siguiente destino lo que se les tiene preparado?

La joven del arete de perla
Johannes Vermeer 1665
Galería Real Mauritshuis
La Haya, Holanda.

lunes, 5 de enero de 2009

El mito del Pirata y su indómito dueño

Para tí, que me ayudaste a encontrar mis cielos perfectos para poder tomarles fotos..


-"Me gustan las fotos de los cielos". Ese era el pretexto favorito de Vic para salir de la ciudad cada fin de semana. Cuando se le escuchaba decir su frase célebre, se sabía que se desaparecería unos cuantos días de la faz mundana y se iría con Pirata lejos de la ciudad.

El proceso era más o menos rutinario: el día antes a su partida tenía una sonrisa inmensa y sólo aumentaba mientras preparaba las cosas para su viaje: Sólo un par de pantalones, los tenis de batalla, tres playeras, una chamarra abrigadora y muchos libros. ¿Lo demás? Eran croquetas, juguetes, la correa y el tapete de Pirata.

Vic jamás salía sin su eterno acompañante y guardián, un hermoso labrador negro cuyo pelaje brillaba con la luna y su dulce mirada parecía la de un anciano y sabio gurú.

Un poco de música, algo de dinero, la cámara de fotos y el tanque de gasolina lleno...no necesitaba más.

Eligió un fin de semana al azar y decidió ponerse en camino hacia la ruta de "los pueblos mágicos". Tenía ganas de pasar cerca del volcán y explorar la zona. Alguien le había dicho que las piedras volcánicas ayudaban a curar el alma y él quería saldar algunas cuentas pendientes con la suya.





Llegando al primer retorno hacia su primer destino se bajó, estiró las piernas un rato y dejó que Pirata corriera tan lejos como él quisiera.."Me gustan las fotos de cielos", musitó con los dientes cerrados mientras los recuerdos comenzaron a embargarlo. De pronto sólo pudo pensar en ella, sí, en la única que le había podido romper el corazón...

Se limpió las lágrimas y comenzó a cantar con todas sus fuerzas: Sabina, Búmburi, Los Tres y Calamaro fueron los que le prestaron sus letras para desahogarse...hasta quedarse sin voz.

El día parecía perfecto para viajar en busca de respuestas. Ya había tenido esa conversación con la filósofa que a veces le quitaba el sueño y no llegaron a nada. Ella estaba empeñada explicarle en que las respuestas no se encontraban viajando y que el alma no se busca, sino que se cultiva, mientras que él sólo pensaba en las fotos que tomaría mientras duraba la búsqueda y en que quería alejarse de todo.

Así que se subió de nuevo al coche y comenzó a manejar. Pensó en que sus ganas de sentirse miserable se habían quedado en un salón de fiestas de segunda, cuando la encontró bailando en una apoteósica escena griega: no había más que oficinistas lujuriosos, gordos y sudorosos, con muchas botellas de vino alrededor y unas cuantas "musas" entre velos y vapores.

Mientras se aproximaba al nuevo destino, se dio cuenta que conforme habían pasado los monótonos y rutinarios años se perdía lo verde de sus ojos, los lunares de sus hombros ya no eran los mismos y hasta la risa estridente que lo caracterizaba se volvió una triste y falsa sonrisa chueca.

Sólo volvía a brillar intensamente cuando veía los cielos azulosos, sepias, llenos de estrellas, con pájaros, con nubes, enmarcados por montes, mares, soles y lunas. Pero eso ya no pasaba desde hacía mucho tiempo, se sentía vacío, solo y con la tristeza a cuestas.

Quizás fue por eso que decidió irse lejos..

Sin darse mucha cuenta de hacia dónde se dirigía, se encontró con la madrugada en la carretera. Los primeros rayos de sol lo acompañaron hasta el pueblo de las cascadas y se estacionó para comer algo. El paisaje era perfecto para un breve descanso, así que bajó del coche con todo y Pirata, la cámara de fotos y emprendieron el camino sin mirar atrás, temiendo la maldición de la mujer de Lot.

Dicen algunos lugareños que nunca habían visto correr a alguien tan rápido como a él. Otros comentaron que su sonrisa estaba llena de esperanza y unos más se alejaron de ahí al ver que se le caían pedazos de piel a cada paso que daba.

Cuentan que vieron alejarse a un esqueleto viviente en compañía de un perro que no dejaba de ladrar. Casi al ocaso, justo cuando el sol se puso rojo y el cielo negro, se hicieron uno. Tomaron una forma nueva casi irreconocible, que terminó siendo la de un rinoceronte que se alejaba rápidamente del entorno, hacia la laguna que se formaba en la caída de las cascadas.

Nadie más los ha vuelto a ver desde entonces. ..Sólo es un hecho que desde hace unos meses un rinoceronte habita la región mágica de las cascadas poblanas. No se sabe cómo llegó, ni cómo sobrevive ahí..


Hasta la fecha no han encontrado los restos de Vic o del Pirata, pero si se escucha con atención, sólo algunas temporadas del año justo antes de que el sol se oculte, sentirán un cálido murmullo que mientras los abraza, musita "me gustan las fotos de los cielos..." y se aleja corriendo.